EL TELETRABAJO Y LA JORNADA DE 8H: ¡¡DIVORCIO SEGURO!!

NADIE QUERRÁ TELETRABAJAR MIENTRAS SU JORNADA LABORAL ESTÉ SUJETA A 8H DETRÁS DE UN ORDENANDOR

La jonada de 8h y el teletrabajo son imposibles juntas, la una destruye a la otra.

Autónomo trabajando en Freeland Coworking en una Green Cabin

Si bien podemos estar orgullos de ser el primer país en implantar la jornada laboral de 8h en 1593 por Felipe II, mediante un Edicto Real, para los trabajadores de las obras del Monasterio del Escorial, posteriormente confirmado por decreto en 1919, para todos los españoles. Ahora, tenemos delante una nueva situación, que exige la misma mirada amplia y pionera que supo ver hace ya varios siglos, la relación directa que existe entre la salud y la felicidad del trabajador con el descanso y la productividad.

Esta nueva situación surge fruto de las incongruencias que existen entre el teletrabajo y la jornada de 8h.

Por lo que antes de que se produzca el divorcio, queremos plantear una alternativa.

¿Cuál es el problema?

Según la Asociación Americana de Psicología, no hay estudios claros que confirmen que el teletrabajo es mejor, ni peor, para el trabajador en términos globales. Hay ventajas, así como desventajas en función de diferentes factores, pero no aplican todas igual, para todos.

El problema es que, una de las ventajas más reconocidas del teletrabajo: la autonomía del trabajador, se ve tan negativamente afectada por la rigidez de la jornada de 8h, que es capaz de destruir el teletrabajo por completo y convertirlo en una práctica no deseada.

Quizá no somos conscientes de ello al cien por cien pero…, trabajar 8h al día en tu casa detrás de un ordenador, sin poderte mover tiene algo de esclavo, ¿no crees?.

Aunque la situación es prematura por las circunstancias, ha servido para poner de manifiesto, vía a diferentes noticias y artículos en prensa, que este problema va más allá, pues ni si quiera el Acuerdo Marco Europeo sobre el Teletrabajo detecta que este problema impide el cumplimiento de sus propios principios.

Lo que resulta en una mala praxis del teletrabajo.

Respetar la autonomía es la clave.

El teletrabajo, así como el coworking, surge como respuesta a una necesidad lógica de cambio, fruto de las oportunidades que hoy en día nos brinda la tecnología, para trabajar de diferentes maneras y en diferentes sitios.

Una de esas oportunidades es, conciliar tu tiempo de trabajo con tu vida personal, para gestionar mejor ambas realidades. Las cuales entran en colisión tan a menudo que, terminan por deteriorarse mutuamente y, con ello, nuestro bienestar y el de quien nos rodea. Esta autonomía para gestionar el trabajo con libertad desaparece, si tu jornada laboral esta sujeta a una jornada de 8h, de 9 a 13.00 y de 15.00 a 19.00.

Si tienes que estar detrás de un ordenador trabajando en tu casa, en un horario estricto bajo una jornada de 8h, ¿dónde está la ventaja del teletrabajo?. En estas condiciones, sólo te llevas lo malo de trabajar en remoto. Esta situación que han vivido miles de hogares no es buena para nadie. Por eso, es importante saber cómo instalar correctamente el teletrabajo en tu empresa, para que tanto el trabajador, como la empresa se vean beneficiados.

La solución:

Una jornada de trabajo por tareas.

El panorama del trabajo evoluciona gracias a múltiples factores como la tecnología, la forma de vivir, nuestras prioridades, etc…, todo está continuamente en movimiento. De esta forma, el teletrabajo es una evolución de la forma tradicional de trabajar. Lo que trae implícito, un cambio de mentalidad que empuja a la obsolescencia al resto de mentalidades.

Como la mentalidad que reside detrás de la jornada de 8h, que se muestra desfasada frente a los cambios que se producen en la vida de los trabajadores. ¿Cuántas de esas ocho horas de trabajo se convierten en calentar la silla a lo largo del día, simplemente porque tienes que cumplir, si o si, con tu jornada?.

La alternativa es: el trabajo por tareas. Es decir, organizar el desempeño del trabajo en una lista de tareas concretas a realizar por el trabajador en función de un tiempo determinado (horas, días, semanas, etc…). De esta forma, el trabajador es libre para organizarse como quiera, siempre que cumpla con las tareas que tiene asignadas.

Gestionar con autonomía el trabajo sin tener que cumplir necesariamente la jornada de 8h detrás de una pantalla, es el verdadero ADN del teletrabajo. Y aunque, para muchas empresas sea inviable, cuánto antes se libren de la psicosis por controlar la jornada de 8h de cada uno de sus trabajadores, antes podrán evolucionar hacia el teletrabajo y, hacia el resto de ventajas que aporta este nuevo escenario laboral.