Un coworker de éxto, Manuel Silvestre
Cuando oímos la palabra “arqueólogo”, quizás nos imaginemos a Heinrich Schliemann en sus legendarias excavaciones de Troya, a algún investigador del Museo Egipcio de Turín, o a Indiana Jones. Es muy poco probable que pensemos en un compañero de trabajo o en el profesional con el que compartimos oficina.
En Freeland Innovation Center, tenemos el privilegio de contar con Manuel Silvestre Barrio, licenciado en Filosofía y Letras, especialidad de Prehistoria y Arqueología. A través de su empresa Naos Consultoría Territorial, Manuel se dedica a la arqueología de gestión, realizando estudios de impacto medioambiental en obras civiles y peritaciones arqueológicas terrestres y subacuáticas. Su profesión abarca tanto actividades de investigación documental y bibliográfica, cuanto reconocimientos del terreno, sondeos, excavaciones e inmersiones.
Durante 17 años, Manuel desempeñó su actividad profesional como empleado en una empresa, trabajando desde la estabilidad que confiere el cobro mensual de una nómina. Sin embargo, hace cinco años esa empresa cesó su actividad y Manuel se encontró, de un día para otro y a la crítica edad de cuarenta años, en su casa y sin empleo. Valiéndose de una larga y consolidada experiencia y reaccionando a una tentadora inercia, Manuel quiso ver en ese cierre y en la específica coyuntura de crisis económica nacional una oportunidad de cambio para crear y desarrollar su propia empresa. “Ese fue el gran punto de inflexión en mi vida laboral y en mi predisposición anímica y mental” -nos cuenta. Manuel empezó, como hacen muchos profesionales autónomos, trabajando desde un cuarto de su propia casa, pero rápidamente se dio cuenta de que el entorno doméstico carecía de un espacio dedicado al trabajo y no le permitía llevar a cabo esa sana y recomendable separación entre el tiempo laboral y el tiempo personal. Después de dos meses, vio la urgencia de superar la barrera emocional generada por la inseguridad de su futuro profesional y no dudó más en dar el siguiente paso, a la vez valiente y tan necesario, para dotarse de las condiciones más idóneas y provechosas para el desarrollo de su actividad: un puesto de trabajo fuera de su casa.
Tras buscar varias opciones y visitar diferentes sitios, Manuel encontró en nuestro espacio coworking una solución viable y asequible para su proyecto de emprendimiento en un entorno proactivo y motivador. “Venir a trabajar a Freeland te sube la moral. Ves que puedes empezar de nuevo con una inversión mínima al alcance de cualquiera. Llegas a tu puesto, enchufas tu ordenador y empieza a trabajar concentrado en lo que tienes que hacer y sabiendo que hay marcha atrás. Si tu proyecto de emprendimiento no despega, recoges tus cosas, dejas el puesto y vuelves a tu casa sin haberte arruinado en el proceso”.
“En casa tenía miedo a quedarme aislado. Un profesional necesita relacionarse socialmente no solamente por su negocio, sino también por su faceta personal”.
Además, el tener su base operativa en Freeland ha permitido a Manuel participar en proyectos gestados dentro de la misma comunidad, un fenómeno que cada vez se manifiesta con mayor frecuencia e intensidad como indicador del éxito de los ecosistemas colaborativos. Por ejemplo, en CulturApp La Mancha Alta, una aplicación realizada por DWF y disponible tanto para iPhone como para Android, Manuel aportó sus conocimientos y su experiencia de campo para dotar esta guía turística online de los valiosos contenidos culturales que ofrece a los usuarios. La colaboración con DWF ha hecho posible la realización de más productos, como Cerro Gordo Volcano AudioGuide, una aplicación para iPhone y Android que permite realizar una visita guiada del volcán y descubrir cómo funciona su interior; o NaturCuenca, otra aplicación disponible para iPhone y Android sobre los senderos de los espacios naturales protegidos de la provincia de Cuenca. “Y tenemos más proyectos en desarrollo juntos” -añade Manuel.
Mangas Verdes, microempresa de comunicación y diseño que también tiene sus sede en Freeland, es otro partner con el que Manuel mantiene una relación de colaboración que no se hubiese establecido fuera de las dinámicas de nuestra comunidad coworking. “Freeland es lo mejor que me podía pasar. Yo pensaba que aquí sería el raro por dedicarme a un área tan específica y definida como la arqueología; sin embargo mi capacidad de aportar contenidos y de aplicarlos a las nuevas tecnologías me ha generado mucho trabajo en un ecosistema que apuesta por la economía colaborativa. A día de hoy puedo decir que mis ingresos han tenido un crecimiento que roza el 50%”.
“Me organizo con toda la flexibilidad de servicio y horario que el espacio ofrece, y me puedo permitir trabajar de manera intensiva sólo por las mañanas, reservándome las tardes para estar con mi hijo. Nunca antes había alcanzado este nivel de conciliación de mi compromiso laboral con mi vida familiar”.
A día de hoy, Manuel es nuestro Freelandero “senior”, siendo el que más tiempo lleva con nosotros. Desde Freeland, Manuel trabaja no solamente con pasión y dedicación, sino también con rentabilidad y conciliación: todo un modelo para los profesionales que quieran arrancar su proyecto de emprendimiento.