COWORKING ES UNA NUEVA MANERA DE VIVIR EL TRABAJO
LA FINALIDAD ÚLTIMA DEL COWORKING ES EL INTERCAMBIO DE CAPACIDADES HUMANAS Y PROFESIONALES.
Vivir el trabajo como el coworking propone implica la apertura personal de nuestras capacidades, recursos e intereses a los demás, con el objetivo de compartirlos en un mutuo beneficio.
El término coworking, de origen estadounidense, hace referencia a trabajar junto a otros profesionales en un ambiente de colaboración e interés mutuo, dónde trabajar a gusto y romper la soledad del trabajador autónomo, freelance y, de todo aquel que pone en marcha un proyecto o una iniciativa empresarial. Ahora también de todos aquellos que teletrabajan.
Coworking también se usa como contracción del término, espacio de coworking, en un habla más coloquial, respecto a los nuevos espacios de trabajo que esta mentalidad de trabajo abierta a la colaboración y al intercambio ha dado lugar.
Compartir un espacio de trabajo con más profesionales, no sólo facilita tener un sitio, para trabajar a todos aquellos que no lo tienen y lo necesitan. Si no que ofrece todo un panorama de ventajas y beneficios, para los profesionales freelance que antes no disponían, antes de que el coworking apareciera en escena de forma complementaria a una oferta existente de oficinas, centros de negocio y alquileres, que no responden a las necesidades de flexibilidad y economía de este público.
Coworking es: colaborar, compartir, es divertido, distendido, flexible, creativo, social, comunitario, vibrante, formativo, personal y profesional, cercano, es servicio y servir, es autonomía y libertad, es acoger, calidez, ayudar, cuidar, donar, apertura, eres tu, yo y nosotros, al mismo tiempo.
Lo primero que tienes que saber del coworking es, que lo inventan los freelance.
Si, les tenemos que dar gracias a los freelance y a Google también, a la par, porque entre ambos marcan el entorno perfecto de trabajo que queremos emular, pero que pocos pueden conseguir, pero que, sin duda los freelance quieren, para trabajar.
Lo inmediatamente más aproximado son las cafeterías y de ahí, el paso natural fueron los espacios de coworking.
Y es que, son ellos, los que no tienen oficina, es decir, los que no tienen un sitio para trabajar, ni un entorno laboral, ni unos compañeros de trabajo, ni unas relaciones laborales habituales. Pero tampoco lo quieren conforme está establecido. Por eso son los freelance los que, por necesidad, provocan el coworking como evolución de una forma de trabajo en la que ellos no encajan.
El coworking es una forma de vivir el trabajo diferente a la tradicional, que redefine el trabajo desde la única perspectiva existente hasta el momento: la productiva. Incorporando valores inherentes a la felicidad del individuo: compartir, colaborar, autonomía, conciliación familiar, movilidad, flexibilidad, amistad, fraternidad, comunidad, etc…
Con los freelance nace el coworking, la cultura en la que quieren trabajar. Y a esa cultura le corresponde un espacio afín, los espacios de coworking.
Lo segundo es que, el coworking es un ecosistema.
Dónde todo tiene que estar en equilibrio, para que funcione, como en la naturaleza.
Espacio, ambiente y personas tienen que estar en orden, para que realmente se pueda trabajar aprovechando todas la ventajas que el coworking propone. Fruto del equilibrio entre estos tres elementos, trabajar se puede convertir realmente en una experiencia diferente: vibrante, estimulante y motivadora como resultado de la energía que se comparte entre tantas iniciativas y profesionales diferentes.
El espacio de trabajo, los espacios de coworking, tienen la función de proporcionar el ambiente adecuado, para que las personas se pueda expresar libremente, sin restricciones, para que se sientan cómodas, acogidas en un ambiente amable y, esto les invite a abrirse a los demás de forma natural.
El espacio de trabajo, por su diseño: formas, colores, objetos, muebles, luz, olores, espacios, etc…, envía información a nuestros cerebros de forma consciente y otra, de forma inconsciente. Todos procesamos esta información que nos da pistas sobre cómo comportarnos. Por eso, lo importante es que, la información recibida a través del espacio de trabajo nos mueva a sentirnos cómodos, para relacionarnos con los demás.
Todos esos elementos de diseño unidos a las personas que gestionan el espacio: el anfitrión y el equipo, juntos, dan lugar al ambiente, a un entorno que percibimos al llegar, a una atmósfera que respiramos y nos hace estar a gusto, sentirnos bien, motivados, inspirados, impulsados a desempeñar nuestro trabajo de la mejor forma posible, animados, alegres.
Las personas son el tercer elemento fundamental que en simbiosis tiene que estar equilibrado, para dar el salto definitivo que convierte un espacio de trabajo, oficina o un centro de negocios, en un espacio de coworking. Espacio y ambiente por si solos no pueden constituir una propuesta coworking sólida, necesitan que las personas se involucren personalmente, para abriéndose a los demás generar el valor comunitario que es origen de colaboraciones y del prosperar conjunto.
Lo tercero es, que el verdadero valor del coworking está en su comunidad.
Si el coworking es valioso por algo, sin duda lo es por su sentido comunitario y, su singular capacidad, para aunar en un espacio a diferentes personas: con diferentes perfiles, capacidades, recursos y orígenes.
Formar una comunidad de ayuda, hace a sus participantes mucho más fuertes y con más recursos, para afrontar la incertidumbre laboral de la escena autónoma. El, todos para uno y uno para todos, es la arenga que reside en un nuevo escenario laboral que acoge las particularidades y diferencias individuales de cada coworker y, les da un lugar donde poder ser compartidas con el resto, en una comunión de recursos y experiencias que enriquece el conjunto comunitario.
La gran novedad que aporta es
La individualidad de cada persona que trabaja en un espacio de coworking, se substituye por la comunión con otros profesionales, por el conjunto.
La vida solitaria de un freelance, carente de ciertos recursos básicos para prosperar, como es una oficina y un entorno laboral, un centro donde recurrir para adquirir recursos, se suple con unn
Coworking es un nuevo modelo para el crecimiento personal y bienestar laboral.
Quizá esta es una de las verdades aún por descubrir sobre el coworking en nuestro país: que el coworking es un nuevo modelo de crecimiento personal y de bienestar laboral.
Actualmente, su valor más genuino queda oculto bajo la búsqueda de un sitio barato donde trabajar o bajo su particular estética. Porque el modelo productivo heredado de la Revolución Industrial es capaz de fagocitarlo todo y, el coworking, no ha escapado a ello.
Sin embargo en EE.UU, donde es originario el coworking, tienen otra lectura, en las cuales me apoyo para compartir esta última reflexión contigo:
Coworking Is Not About Workspace — It’s About Feeling Less Lonely Harvard Business Review
El coworking nace de la propia necesidad de disponer de un espacio de trabajo estimulante y de una comunidad de apoyo para prosperar. Estos dos factores conectan con dos de los criterios que determinan que alguien sea feliz trabajando: vibrar y aprender.
Por lo que, ahora, dime: ¿no crees que un entorno laboral rico en personas de diferente sexo, lengua, país, cultura, profesión, etnia, origen, etc…, que esta deseando crecer, progresar, no es un escenario vibrante en el que hay multitud de cosas que aprender?.
Pues claro y por ello afirmamos que, el coworking ofrece un escenario óptimo para el crecimiento personal, porque en contacto con los demás y, no en soledad, es dónde estamos llamados a ser nosotros mismos. Sólo en comunidad podemos ser nosotros en relación con los demás, es decir, al servicio de los demás.
Para mayor peso, científicamente está demostrado que el encuentro entre personas, es un accionador de hormonas, oxitocina, en nuestro organismo que potencia nuestro bienestar emocional, en detrimento de otros químicos como el cortisol que contamina nuestro cuerpo y es fruto del estrés.
Si a todo eso le añades un argumento más, que el sitio donde ocurre esta diseñado para motivar la conexión y socializar…, donde el color, los elementos decorativos, el juego de texturas, las diferentes alturas, las formas, etc…, te transmiten estímulos que conducen tu comportamiento a un estado positivo y animado, abierto y favorable para trabajar alegre, tenemos el escenario y el entorno perfecto para trabajar siendo feliz.
Con todo esto justifico por que el coworking es un nuevo modelo laboral, donde tenemos, por primera vez, la posibilidad de encontrar la felicidad en el trabajo de forma integral. Aunque el mejor y más importante motivo es mucho más sencillo: los freelance buscaban un sitio donde trabajar felices y se inventaron el coworking.