El Gordo de Navidad es el hogar, un templo

Esta es la filosofía Freeland: tu hogar es un templo, un lugar «no productivo». Tu oficina es otra cosa, aunque nosotros procuramos que sea tan acogedor como una casa. Y por eso ayudamos, en este blog, en nuestras instalaciones y con nuestro trato personal, a que disfrutes de tu hogar, por un lado, y de tu oficina, por otro lado. Como dice el profesor Pablo Álamo,

«tratar a la empresa como empresa y a la familia como familia; cuando esto se logra, el dinamismo que se genera es positivo y los resultados esperados llegan».

Pero hoy no estamos aquí para hablar de lo productivo, sino de lo otro. Dice Higinio Marín:

«Las personas somos sustituibles en el espacio profesional, civil y político, pero no lo somos en absoluto en el espacio familiar. Es ahí donde se aprende histórica y personalmente que cada individuo es un acontecimiento irrepetible»

Es algo que hace poco también señalaba el filósofo francés Fabrice Hadjadj:

«No se trata de defender la idea de la familia, sino cómo vives tú con tu mujer y con tus hijos en el entorno económico de hoy».

Un espacio sagrado, un templo

Dicho de otro modo: no se trata de teorías, de ideas o abstracciones, sino de algo muy concreto. Se trata de que, en un contexto complejo, necesitamos mantener el hogar como un espacio ajeno a los criterios empresariales. Un lugar de verdad seguro, en el sentido de lo construimos con otros planteamientos. Un espacio sagrado, como un templo. Donde el criterio de «selección» es el amor, no la conveniencia ni el talento. Un templo al que siempre regresamos, donde la atmósfera es distinta. Como sucede en los templos, nos descalzamos, nos limpiamos, antes de entrar. La Navidad nos aporta muchas pistas, en este sentido.

Dar las gracias

Por ejemplo, en la familia existe el agradecimiento en estado pleno. Hace poco, en un debate con Juan Ramón Rallo, decía Juan Manuel de Prada: «¿qué sería de este mundo, si no hubiera que agradecer nada?». En cierto modo, es algo que también comenta Armando Pego, cuando asegura que la Navidad «se ha convertido en una fiesta difícil de integrar en el tipo de sociedad».

De modo que desde Freeland os deseamos Feliz Navidad en familia. En unos casos, solos en pareja; en otros casos, con un niño o dos. En otros casos, con padres, hermanos, cuñados. Como decidáis. Es el Gordo de Navidad, y os ha tocado. Tu hogar es un templo y un lugar no productivo.

Feliz Navidad desde Freeland. Photo by Jonathan Borba on Unsplash

Feliz Navidad desde Freeland