Adviento, tiempo de saber esperar

En Freeland ayudamos a autónomos y empresas, mediante el COWORKING, promoviendo contacto humano y profesional, también en Adviento. ¿Por qué? Porque muchas veces, las festividades —religiosas o seculares— constituyen un momento necesario en mitad de nuestras vidas y nuestros trabajos. Por de pronto, se supone que nos permiten parar un poco la maquinaria —que quizá iba demasiado rápida—, para descansar y para disfrutar. Pero hay más, y quizá estas fechas de Adviento sean idóneas: hay festividades que nos recuerdan que somos algo más que seres productivos. La idea del Adviento es esa: saber esperar, saber coger otro ritmo. Es una fiesta que nos puede ayudar a saber separar trabajo y hogar, oficina y familia, compañeros y pareja.

Uno de los riesgos que corremos es convertir las fiestas en otra ocasión más para acelerar la máquina, para consumir más, para estresarnos más planificando cenas. Por fortuna, las semanas de Adviento van en otra dirección. Adviento nos recuerda que el tiempo no es un producto que podemos fabricar. A veces nuestras facturas van en función del tiempo que dedicamos a un proyecto; vendemos tiempo. Pero no es algo que salga de un árbol ni de unos engranajes. Ritmo y tiempo son dimensiones humanas, y a veces el trabajo o el entorno nos imponen ritmos que no son humanos.

Pequeños rituales de contacto humano

De eso sabemos en Freeland. De la importancia del contacto personal, del tempo natural y del tiempo de calidad. Sabemos que es mejor comer en una mesa, masticando con tranquilidad, centrados sólo en el momento. Con toda humildad, pensamos que comer delante del ordenador, con la mente enfrascada en problemas, no es lo mejor. Somos conscientes de que los pequeños rituales son importantes, como esa ceremonia tradicional japonesa del té. Sólo se trata de tomar té, pero haciéndolo bien, sin pensar en nada más.

Y lo sabemos, porque a Freeland a veces acuden profesionales que ya han «quemado» su casa; la han convertido en una oficina, y han expulsado de su hogar todo aquello que nos hace seres «no productivos». Recomendamos que nadie llegue a esa situación; no hay que esperar a que nuestra casa sea presa del «incendio». En Freeland sabemos que compartimos espacio y cercanía personal, contacto humano. Pero también sabemos que, aunque aquí huela a «hogar», es un entorno de trabajo. Y queremos ayudar a que lo preserves; y, preservándolo, también preservaras tu hogar.

Dar las gracias

Saber esperar también tiene mucho de saber mirar y de saber escuchar. De eso hablaremos otro día. De momento, hemos celebrado la entrada del Adviento compartiendo un chocolate en una de nuestras zonas comunes, donde a diario nos tomamos un rato de descanso, con un café, o donde comemos. De modo que, disfruta, tómate tu tiempo y da gracias por lo que ya tienes, y, sobre todo, por la buena gente que ya tienes a tu lado.

Chocolate en zona común Freeland. En Freeland ayudamos promoviendo contacto humano y profesional también en Adviento

Colocamos el árbol de Navidad en Freeland

Colocamos el árbol de Navidad en Freeland